viernes, 10 de diciembre de 2010

PREHISTORIA

¿Qué es la prehistoria?




Las dos grandes divisiones que engloban el pasado de la vida humana son la Prehistoria y la Historia. La Prehistoria cubre aproximadamente 3.5 millones de años del pasado de la humanidad. Esta enorme etapa abarca el desarrollo de los primeras sociedades humanas, desde la aparición de los primeros homínidos (hace 4 millones de años) hasta la invención y difusión de la escritura (hacia el año 3 500 a. de N. E.). A su vez, la Prehistoria se divide en dos grandes edades o periodos: Paleolítico y Neolítico, con un periodo intermedio de transición llamado Mesolítico.

La historia dura mucho menos que la Prehistoria. Se inicia con el invento de la escritura (3500 a. de N.E.) y llega hasta la actualidad. También tiene divisiones temporales, que son: Edad Antigua, Edad Media, Edad Moderna y Edad Contemporánea.


¿Cómo se estudia la prehistoria?




El estudio formal de la prehistoria comenzó en el siglo XIX en Francia, Inglaterra y Bélgica, con el análisis de la edad de las rocas y su relación con fósiles humanos y utensilios antiguos que se encontraron cerca de estos restos.

Los paleontólogos se ocupan más directamente de la prehistoria. Estos científicos estudian los fósiles de los animales y de los primeros seres humanos. Los fósiles humanos tienen mucha importancia porque a los científicos les interesa la relación del ser humano con otros primates. Hay semejanzas y diferencias entre el cráneo y los huesos de diversas especies, y cuantos más restos fósiles se encuentran, más se complican las conexiones entre ellas. Los primeros seres humanos también dejaron otros indicios de su existencia y de su forma de vida: los objetos que fabricaron y emplearon, es decir, los útiles, las viviendas y el arte.

El estudio de los materiales que dejaron los seres humanos se denomina arqueología, la ciencia que más explicaciones puede darnos sobre el pasado prehistórico de la humanidad. La arqueología sirve para examinar cualquier período del pasado humano del que hayan quedado restos materiales.
Otra disciplina que sirve para la prehistoria es la antropología. Según algunos antropólogos, se puede aprender mucho sobre los hombres y mujeres de la antigüedad observando a los pueblos que en nuestros días siguen viviendo en circunstancias similares a las de las épocas prehistóricas. Sin embargo, no se puede concluir que la vida actual de estos grupos humanos sea igual a la de los seres humanos en la prehistoria.



Los geólogos, por su parte, se dedican el estudio de la forma de la Tierra, de las rocas, del suelo, de los minerales, etcétera; pero también pueden explicar detalles muy importantes sobre el pasado humano, como los cambios climáticos, la antigüedad de ciertos niveles de roca y, por consiguiente, la edad de los objetos incrustados en ellos.

Durante muchos años, el único método fiable para ubicar históricamente los restos del pasado consistió en observar detalladamente dónde y cómo se habían descubierto dichos restos. En la mayoría de los casos se fechaba partiendo de la suposición de que los objetos encontrados en la Tierra podían ordenarse en secuencias según los niveles en los que se hallaban. Los situados en los niveles superiores debían ser posteriores a los de los niveles inferiores. Algunas veces, cuando se encontraba un objeto que podía fecharse con seguridad (una moneda, por ejemplo), también podían establecerse fechas absolutas aproximadas en la serie de secuencias así extraídas.

Éste constituyó durante mucho tiempo el método más importante para estudiar el pasado remoto, pero era un mérodo muy complicado porque había que contrastar miles y miles de hallazgos para ordenar las pruebas de tal modo que cada una de ellas encajara. Sin embargo, en los últimos años la situación ha empezado a cambiar gracias a nuevos métodos de análisis . Uno muy importante es el de la datación por medio de la radioactividad. La forma más extendida se llama datación por el radiocarbono.


¿Cuándo y dónde se desarrolla la prehistoria?




La prehistoria empezó en África. En comparación con otras partes del mundo, la prehistoria terminó relativamente temprano en algunas regiones de África (como Egipto, donde la escritura jeroglífica apareció alrededor del 3000 a. de N. E.) pero en otras zonas aún prevalecen sociedades que viven en un estado prehistórico.

La aparición del ser humano prehistórico en Asia y en Europa tuvo lugar hace unos 2.5 millones de años y 700 mil años en el hemisferio sur, mientras que en las regiones del norte, que eran más frías e inhóspitas, tardaron en poblarse. En estos continentes, la aparición de la escritura, que marca el fin de la prehistoria, varió: tan temprano como 3300 a. de N.E. en Mesopotamia y en el Valle del Indo; en China y en el Egeo la escritura apareció en el segundo milenio a. de N. E.; en Italia alrededor del año 800 a. de N. E.; y después del año 1000 d. de N. E. en las regiones del norte de Europa.



Se cree que los primeros hombres llegaron a América hace 60 mil años. En este continente, el final de la prehistoria se ha relacionado con las exploraciones europeas (en Norteamérica por los vikingos alrededor del año 1000 de N. E. y en México y sudamérica a partir del siglo XV) o bien a partir de la emergencia de culturas complejas en el área de Mesoamérica, hacia el año 1000a.deN.E.

En Australia se encontraron restos de seres humanos de hace 50 mil años. Parece que la Polinesia comenzó a poblarse en los primeros siglos de Nuestra Era y Nueva Zelanda hasta el año 800 d. de N. E. Las exploraciones europeas de los siglos XVII y XVIII pusieron fin a la prehistoria en esta zona del planeta.
Lo anterior muestra la diferencia cronológica de la prehistoria de un continente a otro o incluso en el mismo continente. Las civilizaciones florecieron en distintos medios naturales, que condicionaron su forma de vida y su expansión cultural. Esto nos explica la complejidad del término prehistoria. Para evitar confusiones, tal vez sería mejor hablar de varias prehistorias.
A pesar de las limitaciones, es posible establecer en un esquema general las etapas básicas del desarrollo de las sociedades prehistóricas: Para los cazadores-recolectores, la talla de utensilios arcáicos vino primero, después el dominio del fuego, luego la aparición de las primeras esculturas, y finalmente apareció la expresión artística hace 30 mil años.

Después, durante la revolución Neolítica, la humanidad logró la producción de alimentos con la domesticación de plantas y animales. Luego vino la especialización de los individuos, la emergencia de unidades sociales, el ascenso al poder de una clase política en comunidades organizadas y finalmente la creación de un esquema urbano y la invención de la escritura. Este proceso comenzó en Sumeria en el año 4000 a. de N. E.; en el Valle del Indo en el año 3 000; en China y el Egeo en el año 2 000 y en México en el primer milenio a. de N. E.

La era de las glaciaciones



Las glaciaciones fueron un conjunto de fases frías (glaciares) entre las que se intercalaban otras más cálidas (interglaciares) que se dieron sobre todo en las zonas del norte del planeta, aunque también afectaron el resto del mundo. Entre los períodos interglaciares las temperaturas bajaban muchísimo, disminuían las lluvias y enormes masas de hielo, a veces de espesor que superaba los mil metros, cubrían grandes extensiones de la Tierra. En Europa, los avances glaciares llegaron a cubrir la mitad del continente.

Los ancestros del ser humano pudieron adaptarse a los cambios climáticos que trajeron las glaciaciones, tanto en las praderas africanas como en los bosques del Asia oriental, en las tundra y bosque de Europa o en las valles americanos. Este entorno en transformación imponía diversas formas de adaptación, según las distintas áreas ocupadas. La clave del éxito de la especie humana radicó en que, mediante su inteligencia, supo crear una tecnología adecuada a sus necesidades de supervivencia.
En los períodos interglaciares, al ascender la temperatura, las masas de hielo se fundían en parte y aumentaban las lluvias, elevándose el nivel de las aguas marinas. Entonces volvían a producirse cambios en la configuración de las costas, en la flora y fauna. Hacia el año 10 mil terminó la última glaciación. Los hielos fueron retrocediendo hasta quedar reducidos a su situación actual en el casquete polar y la temperatura en el resto del planeta ascendió.

La evolución del ser humano





La Era de los mamíferos
Se calcula que hace 180 millones de años, cuando aún dominaban los reptiles el planeta, aparecieron los primeros mamíferos sobre la Tierra. La multitud de especies de mamíferos que comenzaron a desarrollarse a partir de entonces eran muy diferentes a las que actualmente conocemos y muchas de ellas han desaparecido por completo.
Las cerca de 5 mil especies de mamíferos conocidos en la actualidad se agrupan en órdenes, como son: cetáceos, carnívoros, marsupiales, roedores, desdentados, entre otros. De los distintos órdenes, los seres humanos, así como sus ancestros más lejanos, pertenecen al de los primates.
Los primates

Para los paleontólogos, el punto de inicio de la historia de la humanidad empezó con la aparición de los primates, hace unos 65 millones de años. Los primeros de ellos eran unos pequeños seres que empezaron a vivir en los árboles en lugar de permanecer en el suelo, como la mayoría de los mamíferos. Entre las especies que pertenecen a los primates están, además del ser humano, los simios, monos y musarañas. Durante su desarrollo evolutivo, estos primates se hicieron de ciertos rasgos especiales: buena visión, manos con las que se pueden sujetar firmemente objetos y un cerebro relativamente grande.

Por pertenecer a la misma familia, las diferentes especies de primates, en especial monos y simios, guardan similitud con el ser humano. Según algunos estudiosos, el último ancestro común entre el ser humano y el chimpancé, nuestro primo más cercano, existió hace 6 ó 7 millones de años. Después de esta separación apareció el primer homínido, el llamado Australopithecus, que posteriormente dio lugar al Homo habilis, el primer especímen del género Homo, al que pertenecemos los seres humanos modernos.




Los cambios en la biología de los primates que desembocaron en los primeros homínidos se dieron en África: en el Este y en el Sur. El cañon de Olduvai, en Tanzania, el noreste de Africa, es uno de los lugares donde se han encontrado los fósiles más antiguos que aportan datos sobre la historia evolutiva del ser humano.
¿Cómo era la vida?





La lucha por la supervivencia fue, en los tiempos paleolíticos, una lucha del ser humano con el medio natural y con sus competidores de otras especies animales. Como la vida era muy dura, sólo una minoría de seres humanos cumpliría los 40 años de vida y los que llegaran a esa edad seguramente tendrían una vejez difícil, aquejados de dolores de artritis, reumatismo, escorbuto, y amenazados de muerte con cada hueso roto o muela infectada.
La supervivencia de la humanidad durante el Paleolítico se logró en gran medida a la vida comunitaria, su ingenio, sus descubrimientos técnicos y la capacidad social que desarrolló para comunicar y guardar la memoria de su cultura.

La alimentación del hombre prehistórico dependía básicamente de la recolección de plantas, tubérculos y otros vegetales, así como de la ingestión de insectos, huevecillos de insectos y animales pequeños. Los primeros seres humanos cazaban presas pequeñas, pero con el desarrollo de la vida comunitaria y la tecnología de caza, el Homo erectus pudo convertirse en un depredador de manadas de animales salvajes o grandes, como el mamut y el bisonte, o de peces una vez que inventó redes. El hombre prehistórico no mantenía una dieta equilibrada y en muchos casos su alimento consistía en carne en estado de semiputrefacción.

Los grupos u hordas de esta época vivieron generalmente en cuevas que los protegían del frío y la humedad. Estos lugares también servían como lugar de enterramiento y de cultos y ritos. La aparición del arte rupestre convierte a la cueva en un santuario, que la convierte en el centro del universo familiar. Las cuevas tenían áreas de actividades bien definidas: lugar para encender la hoguera, talleres para el trabajo de piedra, hueso, madera, etc., áreas sagradas para las ceremonias, el culto y la magia, piletas naturales para el agua. En el exterior, había zonas para trabajar y secar pieles, áreas de descuartizamiento, fuegos de protección nocturna y chozas de estación cálida.

Los arqueólogos también han encontrado restos de cabañas que se usaban como vivienda. Hubo de varios tipos, construidas con diversos materiales: huesos, pieles, paja, etc. Los grupos humanos generalmente se asentaban en ciertos lugares donde abundaba la comida, como zonas fértiles y donde vivían los animales de gran tamaño. Algunos de estos asentamientos fueron ocupados durante miles y miles de años.




En esta etapa comenzó una diferenciación de labores entre hombres y mujeres. Como las crías humanas necesitan los cuidados maternos hasta mucho después del nacimiento, las madres humanas estaban mucho más atadas que las de las mayoría de los primates, y los padres cargaron con la tarea de obtener el alimento cazando animales, una actividad prolongada y ardua que no realizaban las hembras porque tenían que cuidar a las crías.


Tecnología y arte






Desde los remotos orígenes humanos se da una larga y compleja lucha por la subsistencia, en la que el ser humano, muy lentamente, desarrolla una tecnología básica en su intento por dominar el medio en el que habita. La cultura del Paleolítico es, en cierto modo, una respuesta que el hombre da a las condiciones naturales, usando su inteligencia y voluntad.

Los avances tecnológicos que desarrolló el ser humano durante el Paleolítico fueron la respuesta a necesidades de supervivencia específicas, como cazar, cortar la carne de las presas, desenterrar raíces para comer, protegerse del ataque de animales, guarecerse del clima frío, calentar la comida o la vivienda, etcétera. Estos adelantos fueron de la mano de la experimentación y puesta en práctica de nuevas técnicas de transformación de la materia prima.

Generalmente se piensa que la única tecnología del hombre del paleolítico era la de la piedra y el hueso. Sin embargo, cada vez se encuentran más vestigios arqueológicos que demuestran que los hombres primitivos también utilizaron otras materias primas como sílex, madera, pieles, fibras vegetales, conchas, dientes y astas de animales. Dentro de esta variedad de materiales, los que tuvieron mayor importancia fueron los que servían para fabricar instrumentos cortantes y punzantes.

Los utensilios de piedra






Los estudiosos de la prehistoria creen que los primeros utensilios fabricados por el ser humano fueron trozos de madera, hueso o piedra, toscamente afilados o acomodados a la mano, rompiéndolos o astillándolos. Los instrumentos fabricados en madera han desaparecido, por eso los arqueólogos se valen de los útiles de piedra para establecer el desarrollo cultural de los hombres del Paleolítico.

La piedra tuvo un uso esencial en la vida diaria de los primeros seres humanos. Por eso se le llama Edad de Piedra a todo un periodo en que se usó ese material para la fabricación de utensilios que sirvieron a muchos propósitos. Los primeros instrumentos de piedra, tan simples, marcan el inicio de un complejo proceso de desarrollo técnico que culminará en la especialización de instrumentos adecuados a diversas funciones y necesidades.

El ser humano del Paleolítico aprendió por experiencia que las piedras eran adecuadas para fabricar instrumentos y la manera de tallarlas. Mientras fabricaban estas herramientas, las comunidades primitivas tuvieron que encontrar la manera de transmitir sus conocimientos acerca de cuáles eran las mejores piedras, dónde podían hallarlas y cómo debían trabajarlas.
La técnica básica de trabajo de la piedra fue la talla por percusión, es decir, se golpeaba una roca para tallarla o extraer fragmentos de ella. También se recurrió a talla por presión, que se realizaba utilizando un instrumento con el que se presionaba sobre la piedra, obteniendo así láminas.

El Homo habilis fue el primero en trabajar la piedra, movido por la necesidad de elaborar instrumentos de caza: piedras para arrojar, hondas y piedras con bordes cortantes para descuartizar las presas. Asimismo, el Homo erectus, que vivía como cazador y recolector en las estepas y en la selva, usaba también útiles de piedra que le servían para desenterrar raíces y para cazar y cortar la carne.

Con el paso de los milenios, el Homo erectus aprendió a distinguir los diferentes tipos de piedras y prefirió las que le servían para fabricar instrumentos, como cuarzo, pedernal, jaspe, obsidiana y diversos cristales. Estos minerales se pueden fraccionar con facilidad, son relativamente duros y se distinguen por tener bordes cortantes de lascado.

¿Qué fue la revolución neolítica?



Hace unos 8 mil años se inició la revolución neolítica, que implicó el primer periodo de cambios radicales en la historia de la civilización humana. La agricultura, la domesticación de animales, la invención de la alfarería y la industria textil, la aparición de tecnología compleja, la sofisticación de las creencias mágico-religiosas y otros adelantos en el desarrollo de las comunidades humanas sucedieron durante esta época. Si quieres conocer algunos de los aspectos más importantes de la revolución neolítica visita las distintas opciones del menú que te presentamos a continuación.



¿Cómo era la vida?

Los historiadores dividen temporalmente la vida de la humanidad en dos grandes etapas conocidas como Prehistoria e Historia. La primera empieza con la aparición de los primeros homínidos sobre la faz de la Tierra (hace unos 4 millones de años) y esta etapa se divide en dos periodos: Paleolítico y Neolítico. La Historia comienza cuando el ser humano inventa la escritura (3 500 antes de nuestra Era) y continúa hasta la actualidad.

¿Cuándo y dónde?

El periodo neolítico abarcó aproximadamente desde el año 6 mil hasta el año 3 mil antes de nuestra era.
La revolución neolítica abarcó toda la región que se extiende desde el valle del Nilo y el Mediterráneo oriental, incluyendo Siria e Irak, hasta la meseta irania y el valle del Indo. También incluyó cadenas de poblaciones campesinas florecientes en las llanuras boscosas del norte de Europa. En esta extensa región había una gran variedad de culturas, como ocurre todavía ahora.


Civilización neolítica

El término “civilización neolítica” es ambigüo porque puede aplicarse a una enorme variedad de grupos culturales, todos ellos situados, más o menos, en el mismo nivel económico. Sin embargo, aunque hay rasgos comunes a la mayoría de las sociedades neolíticas (como la alfarería y la industria textil) no existió algo que pudiéramos llamar la civilización neolítica.
Varios grupos humanos, de composición racial diferente, viviendo en condiciones diversas de clima y de suelo, adoptaron las mismas ideas básicas y las adaptaron en forma diferente a sus distintos medios.


Cambios climáticos

En la época en la cual se manifiesta la revolución neolítica, cuando la agricultura se hace perceptible por primera vez, el norte de África y el Cercano Oriente gozaban de una época de lluvias y crecían árboles en regiones ahora desprovistas de ellos. Al mismo tiempo, en Europa, los bosques habían sustituído a las tundras y a las estepas de la Edad de Hielo.

Durante el período neolítico ocurrió una crisis climática. Las tormentas que humedecían el norte de África y Arabia se desviaron hacia Europa. En su lugar se inició la desecación en esas zonas

Piedra pulimentada
El término Neolítico significa “piedra nueva”, con lo cual se hace referencia a la nueva técnica que se utilizó en este periodo: pulir la piedra para obtener mayor filo de ella. La piedra pulimentada produjo mejores utensilios que aquellos de las piedras labradas toscamente del Paleolítico. Además, este tratamiento a la piedra hizo más eficiente el uso de flechas y otras armas que utilizaron los seres humanos del Neolítico.

Agricultura





En el transcurso del inmenso período del Paleolítico, los únicos métodos practicados por el ser humano para asegurar su subsistencia fueron la recolección y la caza. Pero apenas terminada la Edad de Hielo, la actitud de algunas comunidades humanas hacia su medio ambiente sufrió un cambio radical
Durante el periodo neolítico se dio la primera revolución que transformó la economía humana: el control del ser humano sobre su propio abastecimiento de alimentos. Los humanos comenzaron a sembrar, a cultivar y a mejorar por selección algunas hierbas, raíces y arbustos comestibles. También lograron domesticar y criar ciertas especies de animales.
La recolección dio lugar a la agricultura. La experiencia enseñó a las mujeres, que fueron las principales recolectoras, la conveniencia de arrojar algunos granos al suelo para que allí se reproduzcan. Después se descubrió la utilidad de arrancar o cortar las demás plantas y de depositar los granos en la tierra. Durante mucho tiempo, el agricultor contó únicamente con la estaca y la azada como instrumentos de apoyo tecnológico.
Los primeros cultivos fueron de cereales: el trigo, la cebada y el centeno en Europa, el mijo en África, el arroz en la India y China. El trigo y la cebada, dos formas domesticadas de hierbas silvestres, fueron los dos cultivos que fueron el fundamento de la economía durante el neolítico. Estos dos cereales constituyen un alimento nutritivo, se les puede almacenar con facilidad, su rendimiento es relativamente elevado, y se les cultiva con cierta facilidad.

Además, durante los lapsos de siembra y cosecha, el cultivador de grano puede dedicarse a otras ocupaciones.
Sin embargo, no debe confundirse la adopción de la agricultura con la adopción de una vida sedentaria. Además, la producción de alimentos tampoco desalojó completamente a la recolección de alimentos

Domesticación de animales




Los cazadores de los tiempos prehistóricos, estuvieron acostumbrados a acercarse a algunos cachorros de los animales salvajes, con propósitos rituales o por simple diversión. Desde la prehistoria, el hombre ha permitido al perro frecuentar su vivienda, recompensándolo con los desperdicios de su cacería y con los desechos de sus comidas.

En las condiciones de desecación climática del Neolítico, el agricultor tuvo oportunidad de agregar a su familia no sólo cachorros aislados, sino los restos de rebaños o manadas completas, comprendiendo animales de ambos sexos y todas las edades. Se dio cuenta entonces de la ventaja de tener un grupo de estos animales rondando en las cercanías de su vivienda, como una reserva de caza que podía usar con facilidad. De este modo, el ser humano conoció los beneficios de la domesticación de ciertos animales.
En adelante, debió imponerse restricciones y discriminaciones en el empleo de esta reserva de carne. Tuvo que abstenerse de espantar innecesariamente a las bestias o de sacrificar a las más tiernas. Pero también debió aprovechar las nuevas oportunidades para estudiar la vida de las bestias en forma más estrecha. Así aprendió los procesos de reproducción de los animales y sus necesidades de comida y de bebida.

En un principio las bestias mansas o domesticadas únicamente eran consideradas como una fuente potencial de abastecimiento de carne, como una caza fácilmente accesible. Más tarde se descubrieron otras maneras de servirse de ellas. Por ejemplo: el estiércol como fertilizante, el pelo de ovejas y cabras como lana, su uso para tiro y carga.
La cría de ganado dio al hombre control sobre su propio abastecimiento alimenticio, tal como lo hizo también la agricultura. Los varios modelos diferentes de cultivo se combinaron, en diversos grados, con distintas actitudes hacia la cría de ganado.

Los primeros animales domesticados no eran muy variados: perros, ganado vacuno, ovejas, cabras y cerdos. Más tarde se domesticó la gallina.

Aumento de la población

Solamente después de la revolución neolítica fue cuando nuestra especie comenzó realmente a multiplicarse con toda rapidez. La introducción de una economía productora de alimentos afectó, como una revolución, a las vidas de todos los involucrados en ella lo bastante para reflejarse en la curva de la población.
Para incrementar la provisión de alimentos, sólo fue necesario sembrar más semillas, cultivando mayor extensión de tierras. Con más bocas para alimentar, también vinieron más brazos para trabajar los campos. Los niños se hicieron económicamente útiles porque podían ayudar a deshierbar los campos, y a espantar los pájaros u otros animales destructores. Además podían cuidar a las ovejas y vacas.
Prácticamente en todos los más antiguos poblados productores de alimentos de los examinados por los arqueólogos en Europa, el Cercano Oriente y el norte de África, la industria básica era la agricultura mixta; además del cultivo de cereales, criaban animales para emplearlos como alimento.

Excedente de producción

La producción de alimentos, aún en su forma más simple, proporcionó una oportunidad para la acumulación de un sobrante. El rendimiento de los cultivos y de los rebaños pronto superó las necesidades inmediatas de la población. Así se inició el almacenamiento de grano y el conservación del ganado.

El sobrante ayudará a las comunidades a superar las dificultades en las malas épocas, formando una reserva para los periodos de sequía y de pérdida de cosechas. Servirá como apoyo para el crecimiento de la población. Finalmente, puede constituir una base para el comercio rudimentario que se dará más adelante.



Alfarería e industria textil





Una característica de las comunidades neolíticas fue la fabricación de ollas de arcilla. Esta nueva industria tuvo importancia para el pensamiento humano y para el comienzo de la ciencia. La fabricación de objetos de alfarería es, tal vez, la primera utilización consciente de una transformación química. Su realización, aún en su forma más simple, implicaba la apreciación de varios procesos distintos y la aplicación de todo un conjunto de descubrimientos.

A su vez, el arte de la alfarería era el ejemplo supremo de creación por parte del ser humano, lo cual provocó una serie de postulados de tipo filosófico. ¿cómo puede producirse una forma donde ésta no existe?
Por otro lado, las vasijas permitieron almacenar alimentos y hacer viajes más largos con provisiones de comida y bebida.
Entre las ruinas de las poblaciones neolíticas primitivas de Egipto y del Cercano Oriente se encontraron los primeros indicios de la industria textil.

Prendas de vestir fabricadas con tejidos de lino, y después de lana, empiezan a competir con los vestidos de piel o las faldas de hojas, en la protección contra el frío y el sol. Para que esto fuera posible, se necesitó otra serie de descubrimientos e invenciones y debió aplicarse en la práctica un conjunto de conocimientos científicos.
La industria textil no sólo requirió el conocimiento de materiales especiales, como el lino, el algodón y la lana, sino también la cría de determinados animales y el cultivo de plantas específicas. Desde el periódo neolítico se inventó uno de los grandes triunfos del ingenio humano: el telar, una pieza de maquinaria muy complicada y fundamental para tejer.

Tecnología y metalurgia



Entre los años 6 mil y 3 mil antes de nuestra era, el ser humano aprendió a aprovechar la fuerza del toro y la del viento, invento el arado, la cerámica, el telar, los textiles, el horno rudimentario, la cestería, el molino de grano, el carro de ruedas y el bote de vela; descubrió los procesos químicos necesarios para usar los minerales de cobre y las propiedades físicas de los metales, empezó a elaborar un calendario solar preciso.
Hacia el final del Neolítico, el ser humano desarrolló una tecnología más compleja y aprendió a fabricar instrumentos con materiales más resistentes, como los metales. Alrededor del año 6 mil a. de N. E., el ser humano usaba metales como el oro y el cobre, para hacer adornos. Hacia el año 4 mil se descubrió el cobre aplicado en otro tipo de objetos, como cuchillos, flechas y agujas. El cobre ofrecía grandes ventajas porque era moldeable, duradero y se le podía sacar filo. Asimismo, era posible fundirlo e introducirlo en moldes para producir armas y herramientas.
El bronce, aleación de cobre y estaño, comenzó a utilizarse alrededor del año 3 500 a. de N.E. El uso del hierro se inició cerca del año 1400 a. de N. E.

Autosuficiencia e intercambio cultural y económico
La comunidad neolítica producía y recogía todo el alimento que necesitaba, era autosuficiente. Pero los poblados no se encontraban necesariamente aislados.
El mundo neolítico se formaba de una cadena continua de comunidades. Cada una de ellas estaba enlazada a todos sus vecinos por contactos recurrentes, así fueran poco frecuentes e irregulares.
El escaso intercambio que hubo entre las comunidades neolíticas fue de vital importancia para el progreso humano. A través del intercambio las ideas de una sociedad pudieron llegar a otras, se pudieron comparar los materiales extranjeros y se pudo difundir la cultura.

Creencias mágico-religiosas y astronomía

Parece que los enterramientos, cuyo origen se remonta a la edad paleolítica, debe haber adquirido una significación más profunda en la edad neolítica. En general, los muertos eran sepultados cuidadosamente en tumbas edificadas o excavadas, ya se agrupadas en cementerios próximos a los poblados o cavadas cerca de las casas individuales.
Esta práctica denota una actitud hacia los espíritus de los muertos. La tierra donde reposan los antepasados se consideraba como el suelo del cual debía brotar cada año, mágicamente, el sustento alimenticio de la comunidad. Los espíritus de los antepasados se consideraban como cooperadores en la germinación de las plantas cultivadas.
En el periodo neolítico cobró capital importancia el culto a la fertilidad. En varios poblados de esa época se han encontrado figurillas modeladas en arcilla conocidas como “diosas de la fecundidad”. Estas se enterraban en los campos de cultivo para propiciar las buenas cosechas.
Las creencias sobrenaturales se modifican al pasar los pueblos de recolectores a agricultores y ganaderos. Se adoran fuerzas naturales relacionadas con el cultivo de la tierra, como son las plantas, la lluvia, el sol y las estrellas. En el culto hay sacrificios humanos verdaderos o figurados, que simbolizan en muchas ocasiones la muerte (siembra) del grano y su resurrección (la planta que nace de la semilla).
La revolución tecnológica se dio en forma paralela a una búsqueda del conocimiento de la Naturaleza, lo que condujo al nacimiento de las primeras ciencias. Una de ellas fue la astronomía, indispensable para determinar las estaciones y los ciclos agrícolas; otra fue la matemática, necesaria para contabilizar la producción.

Los pueblos agricultores elaboraron calendarios, para conocer las épocas propicias a la preparación de los campos. Por ello tienen que hacerse astrónomos.
                                              
Transformaciones sociales

A lo largo de los siglos, con el proceso de transformación de la sociedad recolectora en productora las comunidades se vuelven fundamentalmente sedentarias y se produce una mayor división del trabajo entre los seres humanos.

La organización familiar se transforma profundamente. En el Neolítico predomina la tribu, constituía por varios “clanes” o “gens”, que son o se consideran descendientes de una misma madre, lo que revela una posición muy fuerte de la mujer.
Paulatinamente, los clanes de las aldeas fueron especializándose en diferentes áreas de la producción: algunos se dedicaron a la agricultura, otros al pastoreo y otros a la cerámica o a los textiles. Al intercambio que se dio entre los distintos clanes para abastecerse de diferentes productos se le llama trueque y se le considera como el primer intercambio comercial.
Al adquirir gran importancia la ganadería y también la agricultura que aprovecha el trabajo de animales, empieza el predominio del hombre. Hacia finales del Neolítico, la introducción de la esclavitud, relacionada con la guerra, actividad varonil, fortaleció también la posición del hombre en la sociedad. Para entonces, se considera de preferencia la descendencia la línea paterna, o sea, los hijos permanecen en el clan del padre y éste llega a ser el jefe de la familia. Así, a parece el “patriarcado”.



Hacia una revolución urbana




A partir de la revolución neolítica, las invenciones trascendentales parecen haberse sucedido con gran rapidez, comparado con el ritmo lento del milenio anterior. De este modo, se encontró en el camino del desarrollo de la vida urbana, la cual requiere de la escritura, del procedimiento de computar y de patrones fijos de medidas, como instrumentos de una nueva manera de transmitir el conocimiento y de ciencias exactas.

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